Te quiero.

Me hace olvidarme de todo, hasta de la persona que ocupaba mi mente las 24 horas del día. Me hace reír con sus gracias, me pica con sus tonterías, me alegra con sus palabras, me ayuda con mis problemas aunque no lo sepa... No sabe lo que valoro y valoraré eso siempre. No creo que lo sepa nunca, ¿y todo por qué? Por miedo a perder lo que ni siquiera es mío.

Miedo.

¿Sabéis qué es el miedo? Miedo a que vuelva a pasar lo mismo. Miedo a perder todo, algo que ni siquiera es tuyo. A que todo lo que ya ha pasado, todo eso por lo que más has llegado a sufrir a lo largo de tu aún corta vida, vuelva a suceder. ¿Sabéis qué es tener que callarse algo que estás deseando gritar? Y todo por el puto miedo. Miedo que no va a ninguna parte, porque al fin y al cabo, ¿para qué existe? Necesito gritar que te quiero, necesito no tener miedo.